Respirar e inspirar: adiós 2016, hola 2017
Observar a tu alrededor y mirarte a ti mismo debería ser un ejercicio que deberíamos ejercitar a diario. Somos en la medida de lo que nos rodea, personas, entornos, momentos…La naturaleza es un buen ejemplo para ello. Toda ella a nuestro alrededor tiene sentido y todo se ha ido construyendo, adaptando, mejorando, creciendo, decreciendo… viviendo cada momento.
Sentirte vivo es un reflejo de respirar cada momento. Si no respiras, mueres. Respirar tiene su cadencia, su ritmo, sus ritmos. No siempre es el mismo tempo ni de la misma manera. A veces necesitas irte para que vaya despacio como si quisieras poseer cada momento o para no soltarlo jamás. Otras, quieres ir rápido, tan rápido como puedas, más aún, porque necesitas ir y venir, ir y venir. No importa en ocasiones el final sino que el momento que vives sea intenso.
Este 2016 ha sido un torrente de respiración para mí. No se me ocurre mejor metáfora del año. Respirar, sentirte vivo, hacer lo posible para que otr=s se sientan tan vivos como tú y que respiren, porque respirar te da vida. Siempre. El ritmo ha sido frenético, intenso. De esos que sientes que a veces te falta el aire pero que no debes ceder en el empeño. A veces respiras para ti mismo pero muchas otras ocasiones es animar a respirar a l=s demás porque es como si nos cogiéramos de la mano y volásemos juntos. Respirar solo está bien, respirar juntos está mucho mejor.
Proyectos y clientes que han respirado y que tengo la sensación de que están más vivos que nunca. Siento a veces que «creen» en esto que hacemos cada día y sobre todo en cómo hacemos lo que hacemos, que me parece la tarea más importante de nuestro trabajo. Saber el QUÉ es fácil, trabajar sobre el CÓMO y comprender el POR QUÉ, es lo que más fuerza nos exige al respirar. Requiere posiblemente más fuerza, más intensidad y sobre todo más tiempo, más insistente. A veces vamos tan rápido que perdemos la perspectiva del cómo y del por qué hacemos las cosas. En cambio, es sin duda lo más gratificante. Sin duda. Clientes que se transforman en personas, en relaciones que construyen algo sólido y con mucha base porque sobre ello vamos a pisar bien firme. Personas que tienen alas para volar contigo y con los pulmones y la fuerza suficiente para llegar tan lejos como y donde queramos llegar.
Colaboradores y compañer=s de viaje con quienes da gusto darse la mano y caminar, respirar, recorrer, correr, sprintar, reposar, hablar, mirarse a los ojos y no decirse nada para entenderse. Ainhoa, Miguel, Kepa, Javi, Olga, Carlos, Adrián, Julen, Amalio, José Miguel, Carlos, Asier, Arantza, Asier, Manel, Héctor, Sergio, Maitane, Igone, Iván, Pablo, María, Kike, Rubén, Andrés, Iñaki, Jaizki, Ángel, Iker, Carlos, Iñigo, Gorka, Iratxe… Respirar juntos para hacer respirar al resto. Personas con las que mirar al frente no te produce ninguna inquietud sino simplemente apretar los puños y los dientes, dar el primer paso, coger aire y decir: «allá vamos…».
Como la propia naturaleza nos enseña, si quieres respirar necesitas primero INSPIRAR. Uno sin otro no se entiende. Los peces, los animales, las hojas de los árboles, toman energía para después dar energía. Por mucho que «sueltes aire», como el lobo, no acabarás derribando la casa. Inspirar, tomar aire, es un ejercicio tan necesario o más como respirar.
Inspirar es LA palabra. Las personas te inspiran, un libro, una canción, una mirada. Las conversaciones buenas son aquellas que inspiran. Una pequeña cosa, este detalle. Los problemas te inspiran soluciones. Las ideas brutas surgen desde la inspiración y es ella la que las toma y dirige hasta donde se encuentren cómodas. Que alguien te diga «gracias por inspirarme…» es posiblemente uno de los mejores halagos que una persona puede recibir. Me ha pasado. Y esa sonrisa que te sale después es la que te anima a respirar más fuerte aún.
Inspirar es algo que se trabaja cada día. A veces no te da tiempo para ello porque respirar te requiere tanta energía que casi te alimentas sólo de ese ritmo. Pero como todas las fuentes que pasan a tu alrededor y las ves, pero no te paras, hay un momento que necesitas no simplemente saciar tu sed sino simplemente refrescarte aunque no lo necesites.
Proyectos y proyectos, lecturas de trabajo pero sobre todo lecturas de otros mundos: Lipovetsky, John Brockman y su «Cultura«, «Shobogenzo» de Eihei Dogen, David Trueba, Marti Perarnau y «La metamorfosis de PEP», Pío Baroja y Shakespeare de nuevo, Jorge Luis Borges y José Antonio Marina… y muchos más. Música y fotografía. Volver a ponerme las zapatillas de running y sobre todo, ponerme las zapatillas de basket, la pizarra y mi vuelta a recorrer la banda de un campo de baloncesto, interpretando lo que puede pasar y tratando de ayudar a que mis chicos pueden conseguir que sus ilusiones y sueños de futuros jugadores puedan suceder.
2016 ha ido bien; sí, muy bien. Echo en falta alguna cosa más pero creo que uno se siente afortunado porque muestra con orgullo cada paso que ha dado. Y lo siento así. Afortunado y orgulloso. Me quedo por supuesto con este blog y sus 23 entradas, contando ésta. Un ejercicio que se convierte en terapia, si escribo me entiendo y «me da exactitud» como dice Francis Bacon. Una acción que siento necesaria y que me gustaría que lo fuera aún más. Me quedo con la energía de la primavera, la mudanza y el sol de verano, las hojas secas del otoño al pisarlas yendo cada mañana al estudio y este mes de diciembre que ha sido una mezcla al mismo tiempo de vacío y subidón como pocas veces he sentido. Quizá haya sido porque al respirar tan profundamente llegando al final del año, uno lo hace a veces desacompasado. Pero eso es también sentirse vivo, aunque a trompicones.
Al 2017 no quiero pedirle nada, de momento. Simplemente que respire pero sobre todo que me permita inspirar mucho más para a su vez inspirar al resto. No sé si ha llegado el momento de la mejora en nuestra economía, sí sé que bastante tenemos que mejorar como personas y como sociedad en general. Que me permita y me exija fijarme en esas pequeñas cosas que nos pueden hacer un poco más grandes. Que las conversaciones nunca acaben. Y que las relaciones, ésas que cada día suceden, se sigan forjando desde la confianza, la sinceridad y la honestidad. La «naturaleza humana«, ésa según la cual los seres humanos tendemos a compartir una serie de características inherentes, que incluyen formas de pensar, sentir y actuar en el medio en el cual nos desenvolvemos»… es la que nos permitirá avanzar más como personas, como compañeros y como sociedad. Es la que nos va a permitir inspirar y respirar juntos, sentirnos más vivos todavía.
Nos seguimos leyendo, viendo y escuchando en el 2017. Y sobre todo vamos a inspirarnos un poco más en este 2017 porque desde la inspiración nos sentiremos más vivos al respirar juntos. Tod=s. Ya sabéis aquello de «…tal vez lo que nos hace grandes es teneros delante otra vez…»
Seguid disfrutando de estas fiestas.
Seguid disfrutando cada día.
Seguid inspirando.
Salud.
Sed Felices.
Feliz 2017.
GRACIAS.
4 commentarios
Julen Iturbe-Ormaetxe · 31/12/2016 a las 08:32
Ale, ya que no pides nada a 2017, yo de momento te deseo que sigamos disfrutando de lo que tenemos. Con humildad y buscando el placer de las pequeñas cosas. Que te venga bonito este año 2017 🙂
Juanjo Brizuela · 02/01/2017 a las 10:18
@Julen: y que juntos lo podamos ver compa! que ya sería la leche.
Abrazote y feliz 2017
Miguel · 02/01/2017 a las 10:58
Dicen que la creatividad es un 1% inspiración y un 99% transpiración. Así que no nos queda otro remedio que seguir respirando, transpirando e inspirando en este 2017. Un abrazo amigo!
Juanjo Brizuela · 03/01/2017 a las 09:32
@Miguel: compañero…respirar es sentirse vivo, así que efectivamente seguiremos dando cada paso cada día, porque en definitiva «nos va la marcha», ¿verdad?
Abrazote y gracias por estar siempre ahí. Y por inspirar-me. Mucho.