Queridos profesores

Publicado por Juanjo Brizuela en

La expectación creada era muy grande. Todo el mundo ya estaba frente a sus pupitres, comentando entre los grupos la ilusión por conocer a la persona de la que tanto habían oído hablar: el/la profesor/a. Otr=s ex-alumn=s que conocían quedaron entusiasmad=s de su experiencia reciente y de su compromiso con lo aprendido. Deseaban revivir la aventura y hay quien comentaba que, si podía, volvería a estar presente. De pronto, las miradas se dirigieron a la puerta que se abría de par en par. Un saludo afectuoso: ¡hola, cómo estáis! fue el primer paso de esta relación que se iniciaba. Amable, humilde, con una sonrisa en la boca y mirando a las caras de l=s que allí estaban presentes.

«¿Qué esperáis de este curso? ¿Quiénes sois y qué os gustaría saber?». Primeras preguntas de nota, sorprendentes, porque todo el mundo estaba acostumbrado a escuchar sin ser preguntado y mucho menos a hablar tranquilamente mientras se producían las explicaciones. La tópica relación fría del púlpito se estaba transformando desde el inicio en conocer mejor qué era lo que buscaban l=s alumn=s.

Clase tras clase, día tras día, semana tras semana, las clases pasaban sin ser conscientes de ello. L=s alumn=s esperaban ansios=s la presencia de su profesor/a para, sencillamente, aprender. No memorizar ni repetir sin saber lo que se decía, sino volver a recuperar la ilusión por aprender y por saber cada día un poco más. Ese saber que no sólo era la información y la material que el/la profesor/a daba sino el hecho de que tras cada clase, l=s alumn=s, los grupos que allí se formaban, se reunían para hacer ese trabajo que había que presentar ante el resto. No era en este caso un problema sino todo lo contrario. Aprender era una parte del trabajo, la otra era descubrir y en ese descubrimiento, el/la profesor/a estaba siempre dispuesto a aportar, a mostrar su punto de vista, a guiar si fuera necesario, a ser un= más, en definitiva. «Vuestro trabajo es también mi trabajo», decía. No era fácil comprender de verdad el sentido de esta frase pero la realidad era que la clase iba más allá que la mera transmisión de conocimientos e información. La clase en realidad era poner en práctica lo aprendido y ayudar a conocer más, más a su alrededor, más de los demás, más incluso de los diferentes. Siempre y cuando tratará de enriquecer lo aprendido en cada clase.

A medida que pasaba el curso, entre horas y tras cada día, sentad=s en la hierba del parque, l=s alumn=s se preguntaban cuál era la clave del éxito, cuál era esa tecla esencial que tocaba cada día para que todo el mundo estuviera atento, para que nadie faltara pasara lo que pasase, para que se disfrutara de cada clase, esperando que llegara la hora de inicio y deseando que no hubiera final. Cuál era la base para dedicarle todo el tiempo necesario a descubrir nuevas cosas… junt=s, a meter más horas fuera de clase, en la biblioteca, en casa de un= amig=, en cualquier lugar. Alguien respondió: «pasión«. La gente se quedaba mirando y al final se explayó un poco más. «Siente lo que hace, vive su materia como si estuviera en ese preciso instante, descubriéndola. Siente cada frase y lo hace cuidando al máximo cada detalle, porque es sencillo e importante a la vez. Y lo más importante, nos transmite esa actitud como si fuera un= de l=s nuestr=s, siendo un= más y no meramente alguien que llega, se siente, suelta su rollo y se marcha». Las miradas se entrecruzaban, asintiendo al unísono.

Alguien recordó una cita de una célebre película, El Club de los Poetas Muertos, porque le vino a la memoria esa parte referente a la pasión:

“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida”.

«Nunca olvidéis que siempre queda algo por descubrir, algo que conocer. Si vais en su búsqueda, encontrareis el sentido en cada paso que dáis». Era una de esas frases que el/la profesor/a recordaba cada vez que daba una nueva lección. Un paso más, un paso a un lado, una mirada diferente, una acción sin dudar. Pero siempre firmemente asentado sobre la base: la actitud y la pasión por descubrir y conocer.

El curso llegaba a su fin, desgraciadamente:

  • «¿Volveremos a tenerte como profesor/a el año que viene?», preguntaban.
  • «Seguiré aquí, seguiré buscando preguntas y seguiré oyendoos y aprendiendo de cada descubrimiento que hagáis y de cada nueva idea que surja. Puedo estar y aparecer de nuevo. Pero siempre que queréis que esté, estaré», respondía.

El caso es que con el paso de los años, la relación con el/la profesor/a se sigue manteniendo. Allí donde nuestras vidas se cruzan, allí donde nuestras experiencias se juntan, se produce de nuevo tal avalancha de recuerdos pasados y de nuevas experiencias vividas que es como hacerte sentir que estás de nuevo en aquella sala, sentad= en aquel pupitre. No olvidaremos ese momento, en el que tras entrar por primera vez en clase y después de saludar con aquél «¡hola, cómo estáis» y el «¿Qué esperáis de este curso? ¿Quiénes sois y qué os gustaría saber?», cogió la silla tras la mesa de profesor y la puso junto a nuestros pupitres, al mismo nivel, a la misma altura de la nuestra. «Soy un= más… y vamos a divertirnos, a aprender y a descubrir juntos»

P.D.: He tenido profesores así, no muchos la verdad. Donde pone alumn=s, poned consumidor=s y/o usuari=s. O mejor dicho, poned comunidad. Donde pone el/la profesor/a poned marca. Si os sentís reflejad=s, ésa es la actitud. 😉

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La foto de inicio es de Flickr, de MiniMissplaced


4 commentarios

Jabi Luengo · 13/06/2013 a las 08:21

Gracias por la entrada.
Gracias por sacar a la luz el trabajo, el esfuerzo y la PASIÓN.
Todos los días son distintos, todos los cursos son distintos.
Todos los chaval=s son distint=s, todos los grupos son distintos.
Todos los días aprendemos algo: yo llevo unos cuantos, algunos sentado en un pupitre, y estos últimos aprendiendo con los que se sientan en ellos.

Un fuerte abrazo!!
Jabi

Idoya · 13/06/2013 a las 20:23

Yo me he encontrado pocos profesores/as con esa pasión e inquietud… Esa es la actitud que yo cada día persigo para aplicar en mi vida, en mi marca… Gracias por el post Juanjo, siempre haciéndonos pensar…

Juanjo Brizuela · 14/06/2013 a las 09:16

@Jabi: gracias compa por tu comentario. tengo una relación especial y apasionada con la formación, ya lo sabes. Me gusta, he trabajado y apuesto por ella. Cambiará seguramente pero siempre hemos tenido una referencia y un/a profe que nos ha marcado en nuestras vidas. Me gustaría que el mundo del branding aprendiera de cómo era ese/a profesor/a, simplemente para dejar una huella que perdure en el tiempo.
Abrazote

Juanjo Brizuela · 14/06/2013 a las 09:16

@Idoya: Eskerrik asko Ido. Es curioso. Escribo para compartir mis reflexiones y os hago pensar. Cachis. 😉

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