Es mío, sólo mío
Las cosas de la globalización y de la competitividad logran que todos miremos no sólo al mundo sino en especial a nuestro entorno más cercano. Eso del «Think global» logra que pensemos en especial en el «ACT LOCAL». Me gusta la idea de volver a la identidad y a lo que «nos une». En el mundo de la alimentación está ocurriendo. Productos locales de la granja por la que pasamos todos los días, leche fresca del día de nuestras vacas lecheras, iniciativas locales como Merkazoka (zorionak a @sagudino y @faidit por el curro) que unen productor y consumidor local, los amigos de Foodtrendtrotters) «viviendo a pie de calle» lo que «consume y compra» la gente en sus ciudades … interesantes iniciativas que darán dan mucho de qué hablar.
Pero lo que ocurre con el txakolí es algo especial. Bien es cierto que el mundo del «vino» es muy amplio y extremadamente competitivo. Ya no es sólo la batalla entre marcas, que es una barbaridad, ni la mejora del rendimiento y tratado de las variaciones de uvas, que hacen que se produzcan nuevos y sorprendentes «caldos» sino que la batalla llega a las «denominaciones de origen«. Bonita palabra. ¿qué es ORIGEN? ¿de donde nace o de donde pace?
Introducir una nueva variante, como «nuestro» txakoli, en el tremendamente competitivo mundo del vino es realmente difícil. Porque además de lo del anterior párrafo, hay que añadirle los nuevos productos-sustitutivos que existen (cerveza’s, agua’s, refresco’s, cava-champán) y, en especial, los usos y costumbres de la gente, tan cambiante hoy. No soy fiel a nada sino que me gusta probar de todo un poco.
Mi reflexión va más allá: ¿qué más da de dónde sea el txakolí? Sí, que es cierto que la reputación la tiene el delicioso de Getaria. Pero en una producción de uva tan limitada y tan especial, con un consumo aún muy esporádico y muy local y de «fan» de esta variedad, ¿no estamos poniendo trabas al desarrollo y crecimiento del producto? ¿no estamos segmentando demasiado pronto un mercado que es más potencial que real? Siguiendo este razonamiento, aprendí que al consumidor «le enseñamos a comprar» poco a poco. Y que en este proceso de aprendizaje es como el que se produce en la escuela: de poco a poco, primero las letras, luego las sílabas, después las palabras, las frases, los párrafos … hasta que somos capaces de leer extensos libros y tener capacidad de crítica suficiente para opinar sobre ello. ¿Dónde estamos actualmente? ¿leyendo libros?
El origen se convierte así en un «espacio mental» más que en un mero «espacio geográfico concreto». Y es ése el espacio que hemos de encontrar en la mente del consumidor. En términos de branding, un marco de referencia pero sobre todo un universo simbólico que debe ceñirse a un territorio que seguramente vaya más allá de provincias e incluso comunidades. Pero claro, el territorio es el territorio. Lo sé. Nos gusta identificarnos con ese «espacio físico» concreto, con esos metros cuadrados de la ladera del monte «x».
La disquisición del «poder» de un producto hoy en día es absurda. De esa sensación de posesión y «egoísmo» desacerbado (ya hablé de ello antes) ¡Las marcas son de los consumidores!, no lo olvidemos… más allá de nuestra intención. Están en sus manos. Ése es el valor del branding. Aunque estamos inicialmente en esa fase inicial de «enseñar» al consumidor y a que nos tome en consideración, pelearnos por el origen, en el contexto de hoy y en el propio producto, viene a ser un debate un tanto limitado. En otro sentido, ¿qué queremos? ¿que el consumidor de todo el mundo reconozca el Rioja como el vino más adecuado para su consumo? ¿Quién gana? ¿Acaso la Rioja Alavesa no gana también con este argumento?
Sí, que es importante reconocer que la uva del txakolí tiene unas condiciones especiales que no se dan en cualquier sitio. Pero si queremos «marcar» al mercado con esta opción, más nos vale construir juntos que no hacerlo por separado. Aaaaaayy… ¡¡¡cómo nos gusta poseer!!!
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La foto es de Flickr, de rafa_uoc
8 commentarios
Unai · 02/12/2010 a las 10:27
Egun on!
Buen post, Juanjo.
Completamente de acuerdo con lo que señalas. Estoy convencido de que Txakoli no ha jugado de la manera más inteligente en este caso, y sólo se ha dedicado a marcar su territorio, sin llegar a pensar siquiera en las grandes posibilidades que le aporta que en otras zonas también se haga un producto similar.
Pienso que deberían haber «dejado hacer», para después aprovechar ese trabajo y, si eso, remarcar su producto, el de su zona, el txakoli (y no chacoli) para diferenciarse.
Lamentablemente muchas veces nos empeñamos más en proteger lo nuestro (somos excesivamente posesivos) que en buscar sinergias y aprovecharlas.
Saludos
Juanjo Brizuela · 03/12/2010 a las 11:27
Unai,
No sé si han jugado intelignetemente… hablando incluso de políticos que gestionan estas cosas, desde luego que no. Creo que hay otras vías para hacer visible y convertirlo en una alternativa de VALOR (no uno más) en la categoría.
Defiendo la identidad, pero creo que este concepto también ha de ser revisado. Y de momento, nos quedamos en la sensación de «paletismo».
Seguiremos observado… abrazos
Iván · 17/12/2010 a las 22:31
Hola Juanjo, gracias por citarnos a los de Food Trendtrotters, llevaba tiempo sin pasarme por el blog, y se me acumulaban sin leer en el reader y ahora me he puesto. El tema del Txacoli me recuerda un poco al de la sidra de Asturias,me parece que se miran demasiado el ombligo, y mucha falta de imaginación y ganas de abrirse al mundo.
Y lo cierto es que sean de aquí o no puede ser más o menos interesante, pero lo cierto es que los que se están comiendo el pastel llevan nombre chileno, sudafricano, australiano y recientemente los vinos de Nueva Zelanda, no se quedan solamente en la parte productora, sino que añaden muchos negocios paralelos alrededor del Turismo y la experiencia vinícola, un abrazo
Juanjo Brizuela · 20/12/2010 a las 12:09
Ivan,
Bienvenido a este espacio.
Sinceramente y desde lo subjetivo pero también desde lo objetivo, creo que sois un referente dentro de lo que el mundo de lo «alimentario» ha de hacer de cara al futuro.
El más importante: mirar al mercado y sobre todo mirar a los consumidores, hablar con ellos y ver cómo se comportan. En defintivia conocer las experiencias que juega la gente con sus comportameinteos de compra y consumo dentro del sector, desde luego.
Un abrazo grande
Amaia · 31/01/2011 a las 23:29
Hola Juanjo:
Repasando el post que realizas sobre el txakoli quisiera hacerte un pequeño añadido (ver abajo), lo he cogido de Wikipedia y me gustaría que analizaras algo que has dejado de lado, la defensa del sector primario: agricultores, ganaderos, arrantzales… alguien tiene que defender su trabajo y creo que las D.O. y marcas de calidad lo están haciendo, por supuesto apoyadas por las instituciones europeas y desde hace muchos años.
Te aseguro que lo de la territorialidad en las D.O. no es un tema de paletismo, de egoismo o de mirarse el ombligo. Es un tema de defensa del trabajo bien hecho, de cuidado del entorno rural, de apoyo a la economía local y de comercio justo. El branding es otra cosa.
Lee, por favor, de forma especial lo que sigue al *
http://es.wikipedia.org/wiki/Denominaci%C3%B3n_de_Origen_Protegida
Denominación de Origen Protegida
Denominación de origen (D.O. o D.O.C., en Francia Appellation d’Origine Contrôlée, AOC) es un tipo de indicación geográfica aplicada a un producto agrícola o alimenticio cuya calidad o características se deben fundamental y exclusivamente al medio geográfico en el que se produce, transforma y elabora.
*En otras palabras, es una calificación que se emplea para proteger legalmente ciertos alimentos que se producen en una zona determinada, contra productores de otras zonas que quisieran aprovechar el buen nombre que han creado los originales, en un largo tiempo de fabricación o cultivo.
Los productores que se acogen a la denominación de origen, se comprometen a mantener la calidad lo más alta posible y a mantener también ciertos usos tradicionales en la producción, como por ejemplo, en el caso del vino, en ciertas zonas se exige utilizar la uva tradicional de la zona. Asimismo, suele existir un organismo público regulador de la denominación de origen, que autoriza exhibir el distintivo a los productores de la zona que cumplen las reglas.
La ventaja fundamental de la denominación de origen es que garantiza al consumidor un nivel de calidad más o menos constante y unas características específicas. A cambio, los productores obtienen una protección legal contra la producción o elaboración de tales productos en otras zonas, aunque se utilicen los mismos ingredientes y procedimientos, que les permite influir sobre el precio final de éstos. También se señala que esta figura fomenta la organización del sector productivo y facilita el acceso de productores a mercados nacionales e internacionales.
Juanjo Brizuela · 01/02/2011 a las 13:22
ongi etorri Amaia!!!
interesantísimo apunte el que realizas, lleno de argumentos sólidos y efectivamente de una gran verdad: el rol de la protección institucional en zonas específicas y promoción de lo «allí» producido.
No creo que haya tachado de paletismo la situación creada, que vista la definición de la Denominación de Origen, entiendo más aún la polémica surgida. Pero lo miro desde la óptica del branding y desde la visión de determinar un contexto de mercado interesante en la categoría y sobre todo cómo poder ganar la atención.
Seguramente la Denominación de Origen particular de cada territorio mantenga unos criterios similares de calidad de producción, cuidado de su sector y promoción. Me imagino que los estándares no variarán salvo el nivel que quieren otorgar al producto, lógicamente. ¿Si esto es así, cómo conseguimos ganarnos la confianza del consumidor? ¿desde la D.O.? ¿o desde el rediseño de la categoría? Sólo cuestiono este hecho. Y creo que ambos razonamientos son válidos. Ahí entra el branding, ahí entra el vínculo con el consumidor.
De todos modos, ¡¡¡no sabes cómo me alegro de que te pases por aquí!!! Espero haberte respondido …
Iván · 01/02/2011 a las 13:38
Creo que en esto muchas veces las distintas DO se ven unas a las otras como competidoras, un océano rojo donde cada uno saca sus cuchillos para defenderse del otro.
El caso es que sería mirar un poco para ver lo que hacen en otras latitudes, y es que ¿por qué mirar cada uno a su pueblo cuando se pueden crear proyectos conjuntos y ser aliadas?, en Australia y Nueva Zelanda han creado estrategías globales, lo mismo que en Chile. Con fuertes relaciones con el Sector turismo. Y eso dentro de la marca país, pero claro aquí muchas veces la gente solamente mira para su pueblo. El caso es que es absurdo pensar que si es bueno para Rioja es malo para el Txacoli o Ribera del Duero. O viceversa
Si hubiera más unión y capacidad de unir sinergías otro gallo nos cantaría en los mercados internacionales, y es que lo que ultimamente se oye en medio mundo es: vinos chilenos, australianos, new zealandeses y sudafricanos. Ya se sabe que muchos italianos y franceses terminan vendiéndose por el nombre y sus estrategías de marketing o su pasado productor. Pero ¿ y nosotros?.
Las estrategías de Wines From Spain http://www.winesfromspain.com y Rutas de vino http://www.rutasdevino.com/ son proyecto que son interesantes, pero pueden haber llegado un poco tarde, pues en este mundo hay otros que también piensan, y mucho 🙂
Y por cierto, aunque no viene a cuento con el vino, en Nueva Zelanda una marca referente es Merino,de ropa, de un sector que se va al carajo en muchos países por China. Pinchas merino.com y claro ves que hay mucho más que lana de oveja… . Casualmente es una raza de ovino española, y ya se sabe como están considerados por muchos los pastores en este país….
Juanjo Brizuela · 02/02/2011 a las 19:21
Iván: no puedo estar más de acuerdo en lo que dices. Seguramente el tan cacareado problema de la estructuración de nuestro país no facilita en nada las sinergias entre zonas, pero creo que estamos ante un problema de otro calado: ¿promocionamos el txakolí sí o no? Luego ya vendrá la especificidad de cada territorio, pero desde mi punto de vista el tema de «presentar el producto» es clave en este sentido.
Curioso lo de Merino, sin duda.
Muchas gracias Iván