Estimado Felipe

Publicado por Juanjo Brizuela en

palacio_real

[carta abierta a Felipe de Borbón y Grecia]

Permíteme en primer lugar tutearte porque somos casi de la misma quinta, tú del 68, yo del 70, ésa que está en el límite de la generación del baby-boom y la que vivió un cambio de época en este país. Sí, ésa que sin saber apenas quién era Franco tuvo que acostumbrarse a aprender las palabras “rey” y “monarquía”, sin saber muy bien qué eran. Ésa que vivió además el miedo en muchas casas una tarde-noche de un 23F sin saber qué narices estaba pasando y solamente viendo las miradas en casa y por las calles, y que interpretaba que algo no-bueno estaba pasando. No sé si a ti te pasó lo mismo en Madrid. A mí, en mi querida Vitoria-Gasteiz sí.

No soy quién para darte recomendaciones pero como somos de la misma generación y hemos vivido los mismos momentos, pero en distintas ciudades, vaya desde aquí unas pequeñas reflexiones. Mira.

Estamos en un momento donde cuando más nos gusta elegir y tomar decisiones, es cuando de pronto algo se impone porque sí y sin apenas hacernos preguntas y por tanto sin encontrar respuestas. Posiblemente veas las cosas desde otro punto de vista, has vivido toda tu vida en ello y sabiendo que “ese momento” tarde o temprano llegaría; pero desde fuera es algo que está tan instalado en la memoria y en el día a día de la sociedad, que se está muy vigilante con lo que ocurra a partir de ahora. Posiblemente sea porque las condiciones actuales no tienen nada que ver con aquel 1975 pero precisamente por eso, y por todo lo que ha avanzado esta sociedad, sea un momento especialmente importante. Así que es un buen momento para repensar todo ello.

¿Sabes? Trabajo, y es mi pasión, en el mundo de las marcas y en cómo éstas se relacionan con las personas. Las marcas siempre aparecen (o no) cuando una propuesta de valor se conecta con unas determinadas expectativas. Permíteme decirte que en estos momentos ni la propuesta de valor ni las expectativas actuales coinciden en el valor que aporta y el rol que juega en nuestras vidas la marca “monarquía”. Quizá sea porque la propuesta de valor de ésta no se adecúe con los tiempos en los que vivimos. Si algo ha avanzado la sociedad, aunque no lo parezca, es en el valor de las personas por encima del de las instituciones, por mucho que éstas tengan una dimensión considerable. Así desde mi punto de vista, si quieres que esa “marca” tenga relevancia, la propuesta de valor ha de actualizarse y ser modificada o de lo contrario perderá credibilidad. Y si no eres creíble, tienes los días contados en el «mercado». Y por otro lado, las expectativas del “mercado”, llamémosle la ciudadanía, la sociedad civil, etc… van también por otro lado. Ahora es mucho más fácil expresarse (por cierto, dales un sutil tirón de orejas a esa gente que “tapó” e intentó silenciar otras expresiones el pasado jueves día 19) que antes, ahora la gente al poderse conectar entre sí, se articula y se estructura como prefiere y, no sólo eso, sino que además su día a día es tan importante que todo aquello que apalanque su actividad y le mejore su visión de la vida, lo pondrá en valor. Y si no lo hace, entonces lo va perdiendo. Pasa a ser olvidado y si se insiste hasta menospreciado. Ojo, porque aquí me parece que también hay una importante disfunción en la percepción de “tu marca”.

Creo que tienes, tenemos, una importante ventaja. Somos jóvenes, sí. Recién cumplidos los 46 años, yo 44, estamos en esa etapa de la vida donde tenemos tanto por hacer y al mismo tiempo, hemos vivido ya muchas experiencias que creo tenemos el bagaje suficiente y la ilusión intacta para “construir” cosas. Y creo que en eso estamos. Pero tan importante es el “qué construimos” como el “cómo construimos”. Esto, que le podemos llamar proceso, es muy importante porque se manifiesta en la sociedad de hoy de tal manera que consigue que desde las formas se pueda llegar al fondo, que en vez desde la jerarquía se construya desde las bases y que consigue vincular y sumar mucho más que restar y dividir. Todo lo que se construye en cada paso tiende a tener una buena y sólida base. Y creo, desde fuera, que ahora mismo, la base es lo que falla. Y mucho.

Una última reflexión. Dada nuestras conexiones con el exterior pero también nuestras vivencias hacia dentro, me parece tremendamente importante que reconozcamos el valor de la palabra “diversidad”. Al igual que te he comentado en el párrafo anterior, todo aquello que viene de “arriba-abajo” tiende en la actualidad a producir cierta desconfianza, provocar situaciones a la defensiva y cuestionar el orden porque ¿quién define qué es el orden?. Hace un tiempo leí a un entrenador deportivo cuestionar el orden de la siguiente manera: en vez de poner el foco en “jugar ordenados”, es mucho mejor “ordenarse jugando”. El matiz parece mínimo pero es esencial. Todo el mundo se siente protagonista en ese sentido con lo que al final, lo que cada un= aporta va en beneficio del colectivo. Y eso, la diversidad, es algo que en este país (y en otros muchos) es más que patente. Algo de esto creo además que le ocurre a eso que se quiere denominar «marca-España». Luego no lo perdamos porque si lo homogeneizamos, lo perderemos todo.

Espero poder haberte ayudado en algo. Quieras o no, a l=s del 70 nos está tocando ponernos en la primera línea de la “batalla”. Sólo me queda desearte suerte pero sobre todo trabajo.

Como digo a mis amig=s, saludetes.

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La foto de inicio es de Flickr, de Javier Corbo


3 commentarios

Germán Gómez · 25/06/2014 a las 09:14

Me ha gustado Juanjo, por el contenido y por la forma. Me recuerda una entrevista que escuche a Daniel Inerarity hablando, entre otras cosas, de republicanizar la monarquia, creo recordar.

También el propio Felipe, en la parte final de su discurso hizo un mención a una frase del Quijote “no es un hombre más que otro si no hace más que otro”, lo cual es en sí una afirmación antimonarquica.

Un abrazo

Juanjo Brizuela · 26/06/2014 a las 09:21

@Germán: Gracias por pasarte.
Ese término de «republicanizar» me gusta pero me gustaría aún más el pensar que más allá de regímenes, lo importante es ser consciente de dónde vives y qué se puede demandar de alguien que llega como llega a un puesto que con el tiempo pierde su valor.
Veremos

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